F.
Delius Jr.
Señor
Presidente:
Tengo
26 años, soy mestizo, cruceño, empleado, empresario, emprendedor y un iluso
creyente que se puede crear un país con mejores días. Por mejores días me
refiero a crear riqueza, crear condiciones de crecimiento para trabajadores,
elevar el poder adquisitivo de mi pueblo y crear un verdadero país de
oportunidades. Es así, que después de estudiar en el exterior, volví a este
país (no oyendo a mis familiares mayores que me aconsejaban que Bolivia no se
merecía a un joven soñador) con la idea de innovar, de invertir, de crear y no
destruir, de soñar y realizar.
A
pesar de todos los obstáculos que el sistema nos presenta para abrir una empresa,
para querer hacer bien las cosas sin pagar coimas, no me dejé llevar por la
decepción. Mi amor por esta tierra que me vio nacer y mis ganas de emprender
iban más allá. Hoy tengo más de una empresa que genera riqueza, poco pero
genera. A mi corta edad me siento orgulloso de que 40 familias directas me
ayudan día a día a seguir siendo iluso, a pretender seguir creciendo con un
modelo muy sencillo: si al jefe le va bien, pues a los trabajadores también. Yo
dependo de ellos y ellos de las empresas.
Quiero
seguir creciendo señor Presidente, quiero seguir pagándoles salarios excelentes
a mis trabajadores, quiero seguir siendo formal y pagar TODOS los impuestos que
existan como lo he venido haciendo, a pesar que algunos (90%) competidores no
lo hacen y vivo en un “PaisAJE” de informales.
Para
poder emprender hay que innovar. Para innovar hay que estar motivado y para
estar motivado no puede haber incertidumbre. Con su nuevo decreto Señor
Presidente lo único que logra es DESHACER el sueño de las miles de empresas
nuevas que se han creado en su gestión y usted se jacta mostrando en todos los
foros las condiciones maravillosas que ha creado.
Me
resigno a no seguir creciendo, me siento impotente y decepcionado. El
crecimiento del 4.5% del PIB no logra cubrir el tremendo aumento en cargas
sociales que se tienen que pagar. Como yo, deben de haber miles de empresarios
preocupados y no solo empresarios sino empleados conscientes de que para crecer
y ganar más es aumentando la productividad de un país.
Cada
día comprendo más los consejos de mis abuelitos y ahora entiendo por qué este
país no se merece a jóvenes que luchan por mejores días, que con la gracia de
Dios pueden salir al exterior a estudiar y no quedarse en este medio, o que
estudian aquí y emprenden, generan, sueñan, fracasan pero se levantan. Hoy no
me siento motivado, pensaré si vale la pena innovar y seguir emprendiendo. Todo
esto con el nefasto resultado: destruir lo que crea valor para controlar
centralmente todo.
Cuando
genere un boliviano de valor va a entender Presidente. Yo no hice mis empresas
con discursos demagogos de 500 años de explotación de ciertos jefes, tampoco
generando rencor en mis trabajadores, y mucho menos comprando consciencia. Las
hice poniendo huevos y mucho sudor…
Y
así, de la misma manera, defenderé cada gota de sudor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario