lunes, 9 de diciembre de 2013

Corrupción, hasta en la sopa

Rafael López
Diputado

La ONG Transparencia Internacional, TI, reveló en su último informe sobre el Índice de Percepción de Corrupción la dramática situación que atraviesa Bolivia en torno a esta lacra que está arraigada en todos los estrados gubernamentales del país.

El reciente estudio ubica a Bolivia en el puesto 106, de 177 países, en el Índice de Percepción de la Corrupción 2013, lo que indica un grave problema de corrupción que se acentuó en la presente gestión del Movimiento al Socialismo, MAS, ya que en vez de bajar los niveles de corrupción, más bien se elevaron en torno al 2012, cuando el país calificó en el puesto 105.

"El Índice de Percepción de la Corrupción demuestra que todos los países se enfrentan todavía a la amenaza de corrupción en todos los niveles de gobierno, desde la concesión de permisos locales hasta la implementación de normas y reglamentaciones", refiere en su comunicado la presidenta de TI, Huguette Labelle.

En Sudamérica, Venezuela sigue siendo uno de los países donde más se percibe la corrupción (puesto número 160 de 177), seguido por Paraguay (150). En el otro extremo, Uruguay (19) es, junto con Chile (22), uno de los países latinoamericanos con mejor nota.

Con respecto a Brasil, una de las potencias económicas de la región, el director para las Américas de TI, Alejandro Salas, tilda de mala noticia su "estancamiento" en el CPI, pese a que confía en un próximo repunte de la mano de la implementación de leyes como la de ficha limpia y la de acceso a la información pública, y como reacción a las protestas sociales.

Las cifras en el cierre de este año son por demás alarmantes para Bolivia. Pese a que el presidente Evo Morales, en cada mitin o conferencia de prensa habla sobre la lucha contra la corrupción en su gobierno, las cifras demuestran todo lo contrario. El año pasado, Bolivia ocupó el puesto 105; y el 2011 se ubicó 13 peldaños menos, de los 183 estudiados, lo que significa que cada vez estamos peor.
El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) mide percepciones de corrupción en el sector público y político en base a datos e informes de más de una decena de instituciones de prestigio. En este saco han caído los poderes del Gobierno y más propiamente el de Justicia, que este 2013 ha sido uno de los más golpeados y corruptos, tras demostrarse -con la caída de las cabezas de la red de extorsión-, que existe injerencia del gobierno en la administración de justicia. Prueba de ello, los altos mandos del Ministerio de Gobierno están presos junto a un fiscal de distrito de Santa Cruz.

Pese a estos reveladores datos, la ministra de Transparencia Institucional y Lucha Contra la Corrupción, Nardi Suxo, intenta tapar el sol con un dedo restando importancia a este alarmante estudio internacional. Siendo que su función es luchar contra este flagelo, la  ministra de Evo Morales dijo que este informe es "sólo es una opinión más".

Aseguró que Bolivia está vinculada a convenios específicos para promover la transparencia institucional tanto a nivel de las Naciones Unidas como en la región latinoamericana. ¿Pero esto de qué sirve?, si cada día vemos funcionarios de gobierno corruptos que solo se dedican a extorsionar a ciudadanos en cuanta situación pueden. Y ni qué hablar de los operadores de justicia, que no mueven un papel sin que un papel monetario llegue a sus bolsillos.

La ministra de Evo Morales intentó excusarse señalando que desde 2007 hubo 81 sentencias condenatorias de funcionarios públicos por corruptelas y que el Estado fue resarcido por valor de 120 millones de dólares por daños económicos sufridos. Una cifra ínfima. Por qué no dice nada de las más de 3.500 denuncias de corrupción existentes en los estrados. Tampoco habla de las centenares de denuncias contra los atropellos a los derechos humanos; ni de los miles de procesos de retardación de justicia por la incapacidad de los funcionarios que solo se dedican a extorsionar.

Sin duda alguna que además del narcotráfico y la injerencia gubernamental en la justicia, la corrupción en el gobierno de Evo Morales es lo que más avergüenza a los bolivianos. Así lo reflejó una encuesta aplicada por Captura Consulting en las nueve ciudades capitales más El Alto, respecto a la coyuntura política, económica y social que atraviesa el país, que fue publicada por un medio de comunicación impreso.

A la pregunta de cuál es el principal problema de Bolivia, un 28% de los encuestados apuntó a la corrupción, mientras que un 16% identificó al narcotráfico, seguido de un 14% que mencionó el desempleo y a la administración de justicia.

Con mayor contundencia indicaron que la corrupción y el narcotráfico son las principales causas por las que los bolivianos sienten vergüenza, con un 54 y 53%, respectivamente.

Los tarijeños (39%) son los que destacan en primer puesto a la corrupción como uno de los grandes problemas. Mientras que los cruceños (26%) dan mayor porcentaje al narcotráfico, y los potosinos al desempleo.

La persecución política la mencionan con más fuerza en Cobija (11%), donde en 2008 sucedió el enfrentamiento de Porvenir, que dejó muertos, heridos, detenidos y otros solicitaron refugio en Brasil. Y lo peor del caso es que los verdaderos culpables se campean libremente por las calles, y además ocupan cargos públicos en la gestión del MAS.

Lo mismo sucede con el caso de supuesto terrorismo. Pese a que organismos internacionales, como el propio Parlamento Europeo, se han manifestado contra el irregular proceso investigativo que lleva adelante el MAS, con denuncias de corrupción, extorsión, ejecuciones, implantación de pruebas y acusaciones infundadas, el gobierno hace oídos sordos a la comunidad internacional y no permite una investigación imparcial que esclarezca esta situación, que tiene a más de una treintena de ciudadanos detenidos ilegalmente sin sentencia por más de tres años, y a decenas de refugiados, perseguidos y exiliados políticos fuera del país y lejos de sus familias.


Hasta que no se fijen metas claras para eliminar este flagelo de la corrupción y los bolivianos luchemos verdaderamente desde todos los estrados, la vergüenza de la corrupción la seguiremos llevando en nuestras espaldas. Porque la corrupción existe, y existe en todos lados –hasta en la sopa-, pero es un mal que con conciencia ciudadana y verdaderos líderes y gobernantes honestos, se puede enmendar. La solución está en nuestras manos.

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