Presidente Comité Cívico Pro Santa Cruz
El
Cristo y lo que significa está arraigado en nuestros corazones, principios y
convicciones. Éste es un pueblo creyente, de fe, cobijado y bendecido por la
Santa Cruz. Su nombre, lo mismo que su escudo, han prevalecido desde su
nacimiento y se mantienen inalterables. Nadie puede apropiarse de nuestros
sentimientos, de nuestra identidad y de nuestras esperanzas.
Un
cierre de campaña electoral, por muy cizañero, provocador y malintencionado,
jamás podrá borrar ni hacer sombra a cabildos espontáneos nacidos del
sentimiento y aspiraciones cívicas de un pueblo.
Las
movilizaciones partidarias pueden hacerse donde quieran. Este pueblo es libre y
hospitalario. No es la primera vez, y seguramente que no será la última, que
este espacio público de la ciudad es empleado para fines proselitistas.
Lo
que es censurable es la motivación maliciosa de su convocatoria. Santa Cruz no
se rinde ni se somete por una concentración con fines electorales. La dignidad
de este pueblo es más grande e inmutable que un acto político más. Nuestros
cabildos, los de este siglo y los que los antecedieron, se escriben en la
historia y sus ideales permanecen en nuestros corazones para siempre. Los actos
proselitistas pasan al olvido. Los partidos y sus euforias son transitorios y
tienen fecha de vencimiento.
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