Perseguido Político.
Se
acercan las elecciones generales y el régimen de Evo Morales nuevamente promete
el cielo y las estrellas para los bolivianos. Lanzó un plan de gobierno rayado
en la demagogia. Las mismas promesas que en las anteriores dos o tres
elecciones.
El
Movimiento al Socialismo hace nueve años que gobierna Bolivia, tiempo por demás
de suficiente para elaborar proyectos, iniciarlos y concluirlos. Sin embargo
como resultado tenemos una administración ejecutiva y legislativa aplazada, con
la corrupción metida hasta el cuello, con una crisis judicial nunca antes
vista, con el sistema carcelario colapsado sin visos de solución, con más
presos, perseguidos y exiliados políticos que en la época de dictadura militar,
y con el pueblo ajustándose cada vez más el cinturón porque lo poco que gana no
le alcanza ni para media docena de plátanos.
A esto
se suma el ‘auge’. Pero no nos referimos a la supuesta e inexistente bonanza
económica que dicen que hay el país, sino al auge del narcotráfico que tiene a
Bolivia como uno de los principales productores de droga del mundo. Así es
como nos ven en el exterior. Si en las décadas de los ‘70 y ’80 Bolivia tuvo su
‘boom’ con la pichicata, en la actualidad vive una ‘bomba atómica’ de cocaína.
Datos
revelados por el ex zar antidroga, Ernesto Justiniano, indican que hace 10 años
Bolivia producía entre 25 a 30 toneladas de droga anualmente. En la actualidad
esa cantidad sobrepasan las 80 toneladas de cocaína, lo que significa que
elaboramos 6,66 toneladas de droga al mes, o 222 kilos de droga al día, siendo
Brasil el principal mercado y destino de este veneno y flagelo contra la
sociedad.
Así es,
Bolivia produce 222 kilos de cocaína diariamente. En el informe anual de la
Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico referente al 2013, presentado
por el entonces ministro de Gobierno, Carlos Romero, sostiene que en ese año
redondo se incautaron 20,13 toneladas de droga. Entonces, ¿adónde fueron a
parar las restantes 60 t de cocaína?
Debido
a estos escandalosos datos, Estados Unidos nuevamente volvió a desertificar la
lucha antidrogas que se desarrolla en el país, que dicho sea de paso es el
tercer productor de droga en el mundo; y si seguimos así, muy pronto
escalaremos al segundo o primer puesto.
La
decisión se repite por sexto año consecutivo y ha tenido un efecto grave sobre
la economía nacional: la pérdida de las preferencias arancelarias mediante las
que varias empresas textiles en particular establecidas principalmente en la
ciudad de El Alto, sin contar a Ametex perdieron su más importante mercado.
Las
mismas autoridades nacionales del MAS admitieron, durante la presentación del
más reciente informe sobre la reducción de cocales en el país, que no se conoce
cuál es el destino del 47 por ciento de las cosechas y los datos apuntan
automáticamente a los cultivos del trópico del departamento de Cochabamba. La
ecuación es simple, si la mitad de la producción de coca en Bolivia no aparece,
es porque está convertida en polvo blanco. Cabe resaltar que el máximo
dirigente y presidente de las seis federaciones del trópico cochabambino es el
mismísimo jefe de Estado, Juan Evo Morales Ayma.
Estados
Unidos acusó nuevamente a Venezuela y Bolivia de haber "fracasado
manifiestamente" en la lucha antidrogas y volvió a colocar a ambos países
en su "lista negra", junto a Birmania. Según Estados
Unidos, Bolivia y Venezuela incumplieron acuerdos internacionales para la lucha
contra los narcóticos. El memorando, que hasta 2002 era conocido
como la "certificación", es una obligación para el Gobierno
estadounidense, que debe entregarlo al Congreso, para elaborar los presupuestos
de lucha contra el narcotráfico y de ayuda a dichos países.
El
documento genera cada año controversia en América Latina. Bolivia y Venezuela
rechazaron enérgicamente el año pasado las acusaciones de fracaso. Venezuela
fue incluida en 2007 en esa lista, integrada por 12 países, y Bolivia en 2008.
Mientras
tanto, Evo Morales señaló que el Gobierno de Estados Unidos no tiene la
autoridad para observar ni cuestionar la lucha contra el narcotráfico en
Bolivia. “Que sepa el Gobierno de Estados Unidos, por decisión de la CELAC,
Estados Unidos no tiene ninguna autoridad ni para observar ni fustigar las
decisiones que toman todos los países de América Latina y el Caribe y no tiene
ninguna atribución para observar ni para criticar ni para evaluar”, manifestó
Morales.
O sea,
¿la potencia más grande del mundo no tiene el derecho o la potestad de criticar
la política permisiva hacia el narcotráfico del MAS? ¿Será que a Evo Morales
desde el exterior le molesta que le digan la verdad sobre su supuesta campaña
antidroga?, por ello dice que EEUU no es quién para criticarlo.
Sin
embargo y en contrasentido, Morales Ayma se quejó diciendo que “Bolivia no
tiene ni un dólar de apoyo de parte de Estados Unidos. Se equivoca el
presidente Obama al observar”, apuntó. Pero cómo va a ayudar EEUU, si lo
primero que hizo Evo al asumir fue expulsar a la DEA, a USAID y a toda ayuda
norteamericana. Son las contradicciones que no entendemos del gobernante
cocalero.
Además,
la oficina de Asuntos Antinarcóticos de los Estados Unidos (NAS) cerró
operaciones en Bolivia el 23 de mayo de 2013 por “respeto” a la soberanía de
Bolivia y debido al deseo del Gobierno de Evo Morales de “nacionalizar los
esfuerzos antinarcóticos”.
Y
volviendo al ejemplo de EEUU, un país tan grande y poderoso con leyes que sí se
cumplen, los gobernantes solo pueden ser reelectos una vez, o sea que tienen
dos gestiones para trabajar por su país. Sin embargo en Bolivia, y pese a que
nuestra Constitución estipula lo mismo, Evo Morales quiere ir por su tercer
re-reelección el 12 de octubre; acostumbrado a hacer y deshacer para que luego
sus séquitos abogados lo arreglen, no sería nada raro que posteriormente vuelva
a cambiar la CPE para nombrarse vitalicio. En nuestras manos aún está el poder
de cambiarlo, democráticamente y en las urnas, no haciendo chanchullo “para que
después los abogados lo arreglen”.
No olvidemos que somos "Hombres Libres".
Por ello "Siempre libres cruceños seamos"…
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