Operador de Turismo
El domingo pasado, junto
con los periódicos, llegó a mi casa un volumen híbrido de libro y folleto
titulado Identidad Boliviana, Nación, mestizaje y plurinacionalidad, cuyo
autor es don Álvaro García Linera. Resultó siendo un gentil regalo de la
Vicepresidencia del Estado Plurinacional a todas las personas que se compran ya
sea el periódico oficial del Estado o La Razón.
En la primera página del texto en cuestión aparece
una explicación sobre el origen del mismo. Dice que una versión preliminar
habría sido leída cuando su autor recibió el título de Doctor Honoris Causa de
la Universidad de Quilmes, el 11 de octubre del año pasado. Al tiro, y por
reflejo, me ha venido la curiosidad por leer los textos que habrá leído don Evo
Morales, nuestro inefable Presidente, en las múltiples veces que recibió un
doctorado en las universidades de acá y de acullá. Sería, sin lugar a dudas,
muy ilustrativo tener una recopilación de los mismos. Por lo demás, no
deja de ser poco protocolar que se discrimine de esa manera a nuestro Primer
Mandatario y que sólo se publique lo escrito por el segundo mandatario.
El espíritu colonial brota donde uno menos lo
espera…Ahora bien, más allá de la validez y la pertinencia del texto, cuyo
comentario, discusión o refutación merecen mayor espacio que el de una
columna dominical, lo que llama la atención es la intencionalidad del
Vicepresidente del Estado de hacer una edición de tantos ejemplares de un texto
básicamente académico. En circunstancias normales, este tipo de textos
están al alcance de los interesados a través del internet, pero cuando se
publican lo común es que salgan a la luz ediciones de entre 500 y 1.000
ejemplares, sobre todo en la lengua castellana.
Parece ser que cuando estos escritos salen en
inglés tienen un público un tanto mayor. Aunque el tiraje de los periódicos es
uno de los secretos mejor guardados de la patria, podemos decir que gracias a
esta maniobra editorial el texto de marras es uno de los libros con mayor
publicación en nuestro país, sólo equiparable a obras escritas por el
mismo autor y que han pasado por el mismo procedimiento en oportunidades
anteriores. La tesis de García Linera tiene varias debilidades, incluyendo
penosos errores de fecha: se equivoca de siglo y sitúa la conquista 100 años
antes de que sucediera (puede ser un error de imprenta, me ha pasado a mi
también un librito de mi autoría), pero es un texto erudito y serio, y del que
se puede aprender. El problema es que está escrito en una jerga que es
difícilmente comprensible para el no académico y es precisamente por eso que
resulta inadecuado para una publicación tan masiva.
Tengo la seguridad de que un inmenso
porcentaje de los beneficiarios de la sapiencia vicepresidencial
simplemente hojearon el cuadernillo, o peor, la pusieron a un lado, y no por
razones ideológicas. Resulta pues incompresible el fin práctico de la
publicación y sólo podemos sospechar que tiene que ver con una suerte de
megalomanía intelectual. Su segunda excelencia parece creer que lo que él
escribe es mucho más interesante, digerible, y comprensible, de lo que en
verdad es. Hay además de por medio un asuntito legal: cabe preguntarse
con qué dinero se hizo esa publicación. Y no deja de percibirse un uso banal y
descuidado de la hacienda del Estado, por muy ropaje intelectual que tenga.
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