sábado, 25 de enero de 2014

OIR LO QUE NO SE OYE...

Plácido Molina Saucedo

Parábolas son narraciones cortas que asocian y personifican  a criaturas humanas con hechos, conteniendo profundas moralejas y enseñanzas.

La parábola que les relataré tiene como título  "Oír lo que no se oye", habla de la historia de un joven príncipe, en el siglo III; él tenia que ser el sucesor de su padre, el emperador, y fue enviado por su maestro al bosque, lugar donde se encontraba la sabiduría y la grandeza en ese reino, para pasar la ultima prueba para llegar a ser emperador; era necesario que aprenda oír todos los sonidos posibles de la selva, para poder comprender a los demás hombres de su reino.  

El príncipe volvió al cabo de un tiempo en  la selva y relató lo que había escuchado, sobre el cantar de las aves, el chirrido de las hojas, el zumbido de las abejas, el rugido de las fieras, el rumor de la hierba, el susurro y el grito del viento y muchos otros sonidos que logro percibir.

Cuando termina su relato, el maestro le dijo que volviera nuevamente al bosque, para percibir que más podía oír. El  príncipe reclamo malhumorado  por que  según él ya había distinguido todos los sonidos posibles de la selva. De todos modos el príncipe tuvo que volver al bosque, para cumplir el mandato de su maestro de continuar escuchando. Lo hizo nuevamente durante días y noches que para el fueron días y noches  sin fin, sin lograr oír nada nuevo.

Hasta que un día sentado en silencio, debajo de los arboles empezó a distinguir unos sonidos débiles diferentes de los que siempre había oído.  Al grado que, cuando con mas atención escuchaba, mas claro los percibía, reflexionando "estos deben ser los sonidos que el maestro deseaba que distinguiera" medito en su silencio.  El príncipe después de esa experiencia nueva y renovadora,  volvió al templo y se dirigió al maestro y le dijo: "cuando escuché con mas atención, pude oír lo que no se oye, como es el sonido de las flores al abrir sus pétalos, escuche el sonido del  sol calentando la tierra y acariciando la piel, así como escuche  el sonido de la hierba bebiendo el rocío de la mañana". 

Oír lo que no se oye - observo el maestro - es una disciplina necesaria para ser buen  gobernante, para ser un buen ciudadano, por que aquel que aprendió a escuchar a todos, a escuchar sus sentimientos no comunicados, las penas no expresadas y las quejas no proferidas, puede inspirar confianza  cuando algo esta mal, logrando satisfacer sus verdaderas necesidades.

Aturdidos por la resonancia de lo que no tiene valor que solo son retumbos de otros ruidos inspirados en la vanidad,  tenemos muy poca disposición por escuchar "lo que no se oye".

Estamos acostumbrándonos a escuchar solo ruidos estridentes, no atendiendo a aquellos que no pueden manifestarse por que no se les es permitido.

Esto de saber escuchar nos hace bien y nos hace falta a todos, muchas veces vemos su carencia en nuestro país, en nuestro entorno. Escuchar lo que no se oye también debemos aplicarlo de manera cotidiana, para lograr captar verdaderos sentimiento, sobre todo de aquellos que sufren de injusticias y soportan con desazón angustias que atormenta sus vidas y a sus familias, principalmente a los 39 injustamente acusados en el supuesto Caso Terrorismo. Amen.

1 comentario:

  1. Los cruceños hemos dejado de escuchar muchas cosas, que si no reaccionamos a tiempo estaremos como los cubanos teniendo que aguantar a un régimen totalitario hasta que nos empobrezcan a todos.

    ResponderEliminar